Hoy puede ser un gran día
No dormí muy tranquilo anoche, por mi cabeza rondaba la idea de que los Pumas den un batacazo.
La claridad aceleraba la llegada del nuevo día y Londres empezaba a despertar, tranquilo y ordenado como siempre. La cama se tornaba inc{omada, por lo que salté de ella y empecé a ordenar mis cosas porque debía partir para Wembley Park. Ojo, hablo como si hubiese nacido acá; pero no la conozco ni en foto a la ciudad. Lo cierto es que salgo a la calle luego de un frugal desayuno y Londres me sigue sorprendiendo. Parece que nada importante aconteciera. Juegan los Pumas,y con los All Blacks!! En fin, ingreso a la estación de subte Shepherd’s Bush y parto hacia Wembley Park.
De repente alguien pateó el hormiguero: de todas partes salían fanáticos del rugby, ataviados con colores de todas las selecciones. El silencio se transformó en fiesta, ruido y color.
La emoción me pone la piel de gallina. Ya empieza a tronar el «Vamos, vamos Argentina…» y como dice el slogan de Radio Q, » Ya no estás solo » Sólo, ni ahí… Aparecen tucumanos con la camiseta de Los Pumas, Gus y Marco también llegan y la fiesta empieza a tronar en nuestras gargantas…Y sí, el gordo es poguero. Ya está «Sugus», estamos todos y en medio del jolgorio se presenta con autoridad el mítico Wembley, imponente y preparado para esta fiesta monumental… nos deja boquiabiertos.
Fotos por todos lados, pero a la emoción se suman los nervios. Nervios por llegar a la zona de acreditación de prensa pues el reloj corría rumbo al inicio del encuentro. Finalmente encontramos el ticket que le daba peso a la credencial. Una vez adentro, admiración total, !que estadio!,
La sala de prensa todo un lujo y la atención cinco estrellas, más plus. Ingreso a los palcos de prensa y los ojos se me inundan de esa agua denominada lágrimas. Quería estar acá, ser parte de esta fiesta, cumplí mi sueño. Y en medio de sensaciones mezcladas aparecen los Pumas, luego los de Negro, se vienen los himnos y el corazón me quiere estallar. Me siento un gigante en tierras inglesas. Arranca el partido y los Pumas juegan como para cumplir mi sueño, un primer tiempo tremendo. En las tribunas parecemos locales.
Nos vamos en ventaja al descanso y la ilusión es tan grande como Wembley. En la segunda parte la ovalada pasa a ser patrimonio de los de Negro, los cambios le resultan mejor a ellos que a los nuestros. Uia, habían venido a alentar a los All Blacks… los que tenían camisetas negras en las tribunas, no eran mudos. Los All Blacks dan vuelta el marcador y, finalmente, ganan el encuentro.
Me voy a casa, bah… al lugar en donde tengo domicilio, mientras dure esta aventura. Pero hoy fue un gran día. Aunque hubiese sido genial si a la frutilla del postre la ponía el triunfo de Los Pumas. No pudo ser.
Pero los pibes me siguen ilusionando.