El regreso de los grandes

Los que dejaron los botines en algún momento, no pudieron contener la pasión y volvieron a tomarlos: Federico Mentz en Lawn Tennis, Lucas Barrera Oro y Antonio Ahualli en Universitario, Mariano y Nicolás Odstrcil en Cardenales, «La Mocha» Joaquín Romano y Fernando «Buba» Martoni, en Los Tarcos y Hernán «Beto» Macome en Tucumán Rugby.

«No hay sueño más grande en esta vida que el sueño del regreso. El mejor camino es el camino de vuelta,que es también el camino imposible» (Alejandro Dolina)

Los que alguna vez dejaron de jugar al rugby por diferentes motivos, siempre tienen el pensamiento de volver a la rutina de entrenamiento, de sentir el cosquilleo mientras se preparan en el vestuario y experimentar la adrenalina que provoca pisar la cancha junto al olor del pasto recién cortado para esperar el silbato del árbitro. Escuchar los botines hundirse en la tierra, abrazarse con el compañero y darse ánimo antes de saltar a la cancha.

Este 2017 se vio en diferentes canchas tucumanas, el regreso de grandes jugadores. Algunos peinan canas y tienen re organizada su vida laboral y familiar. Entonces, ¿Por qué lo hicieron? ¿Qué los llevó a vestir de nuevo la camiseta de su club? Aquí está la respuesta.

«Básicamente fue por insistencia de mi hermano y la de idea de jugar juntos un par de partidos más. Pero el físico me está pasando factura y ahora estoy esperando si es que no tengo otro desgarro. Sino, vuelvo a jugar este fin de semana», nos decía Antonio Ahualli que ya en mayo regresó a las prácticas después de 3 años que no iba al club.

«Algunos chicos me conocen. Otros no. Es impresionante como pasa el tiempo. Me fui a Buenos Aires, tres años (jugó en el SIC) y cuando volví, dejé de jugar por tres años más. Pero ver cómo está el club, como está creciendo, la insistencia de mi hermano y aportar algo de lo que sé, me motivó a volver. Hablo con Diego (Mas, el head coach) de que hay equipo, que las cosas van a salir. Voy disfrutando el momento y también divertirme un ratito más», dijo el ex Puma.

Para Federico Mentz, que dejó de jugar en 2014, el regreso fue «algo natural. Empecé la pre temporada para saber cómo estaba, me sentí bien y comencé a jugar. Justo ahora se dio que estuve en el banco de Primera pero todo bien». «Yo dejé por problemas laborales. No me daban los tiempos… tenés que dedicarte mucho para este deporte por cómo se juega ahora. Estaba como casi entrenador, me sumé al staff pero ahora que tengo un poco más de tiempo, me acomodé y estoy en la cancha…. ja ja ja… quería jugar el año pasado pero no pude. Lo estoy disfrutando mucho al año rugbístico porque antes, como capitán, era una presión extra. No me acordaba de disfrutar tanto el entrenamiento, por ejemplo, sin tener en la cabeza que los más chicos no lleguen tarde, organizar el tercer tiempo, etc. También se dio que volvió Carloncho (Carlos Cáceres), Andrés Chavanne, Nicolás Cipulli… entonces fue más fácil volver a jugar con los amigos, a disfrutar y divertirme. Es muy bueno cruzarte en la cancha con tipos que compartiste toda la vida y nos tocó estar en el seleccionado. Como jugar contra Lucas Barrera Oro y eso es divertido desde otro lado también», dijo «Manino».

En la misma sintonía se siente Lucas Barrera Oro. «Estoy contento… qué se le va hacer. El olor a pasto recién cortado es la relación directa de la vida del rugbista. No tiene comparación alguna», señaló el full back. «Pensaba que iba a ser algo definitivo largar pero el año que estuve sin jugar, como que me sirvió porque estaba saturado. Pero pasó un tiempo y extrañé de nuevo. Y pensé: estoy medianamente entrenado, no tengo ninguna lesión grave… sí puedo. Y la diferencia con los otros años es que cuando estaba como capitán ponía el rugby por encima de mi familia. Ahora las prioridades están bien ordenadas y disfruto enormemente de lo que amo. Comencé en la Pre, jugué varios partidos y de a poco me fui soltando, a ser competitivo con uno mismo hasta que tuve una conversación con Diego Más que me invitaba a subir y con mucho gusto dije que sí… ja ja ja», quien lleva 30 años jugando al rugby, desde los cinco.

«Me imagino que a todos les pasará lo mismo que a mí: por qué privarse de hacer algo que me hace tan feliz. Y algunos creerán que se vuelve para salvar el equipo. Para nada. Uno lo hace porque se siente bien, puede jugar y sumar al grupo, desde donde pueda. Y desde donde me toque, haré lo mejor», aseguró Lucas.

«Terminaba de entrenar la M16 y me quedaba algo de tiempo y arranqué con la Pre intermedia a entrenarme, por una cuestión de estar en forma físicamente. Me invitaron a jugar y jugué en la Pre. Después me invitaron a jugar en Intermedia, sumaba algunos minutos y este fin de semana completé 80 minutos ante Lince. Muerto estaba pero me siento bárbaro», decía Hernán Macome al finalizar el partido que su equipo le habia ganado a los grises.

Beto Macome arrancó en Tucumán Rugby a los seis años y jugó 25 años hasta el 2011. Salió campeón con su club en el 2006 y en el 2007 se fue a francia por dos años. Fue entrenador de intermedia, de primera, de M19 y en la actulidad, de M16.

«Volví porque tengo tiempo y ganas, me siento bien y la lesión en la rodilla, que me alejó de la práctica, no molesta. La verdad que no me pongo metas. Disfruto y vivo el momento y no pienso mas allá, ya que las exigencias de Primera son mayores», aseguró el forwards de 36 años.

«Yo comencé el año pasado. Había dejado de jugar por una lesión a fines del 2011 (lo operaron de los ligamentos anteriores cruzados) y siempre que nos juntábamos con la clase ’78, me sentía bien. Probé el año pasado, jugué todo el año, desaparecieron los miedos y arranqué. Jugué en Pre, en Intermedia y este año, me tocó jugar en la Primera. Ya jugué dos partidos», dice Nicolás Odstrcil de 38 años que junto a su hermano Mariano, con 41 años, volvieron a calzarse la «Purpurada».

«De mi camada jugamos con Miguel Alberto ‘Petete’ Argañaraz y José Homsi, que dejó en juveniles y volvió. Están en la Pre y en Intermedia», señala Nicolás y agregó que volver fue «algo inigualable, a pesar de todas las alternativas que te da el rugby como entrenador, dirigente, árbitro. Volver como jugador es una sensación única. De alguna manera volví como para decir que yo quiero dejar el rugby y no que el deporte me deje a mí. No me parecía dejar por la lesión. Me cuidé siempre y por eso no me costó. Y al club siempre iba. Es mi segunda casa. Ver los partidos me daban ganas y me pregunte ‘por qué no?’ pensando en jugar en Pre. Y acá estoy, jugando en Primera», sañaló.

«Físicamente uno no es el mismo y lo que se siente volver a pisar la cancha, apoyado por tu familia, tus amigos… es algo increíble. Nunca me lo imaginé hacerlo a esta edad pero acá estamos», dijo Nicolás.

El año pasado su hermano, Mariano, jugó en la Inter y salió campeón de la Copa de Plata. «Debuté ante Bajo Hondo en el ’96 en Lawn Tennis. De ahí no paré más hasta el 2008 que me retiré con lesiones en la lumbar, dos hernias de disco que me tenían mal e incluso no podía caminar. El año pasado, luego de entrenarme con mi primo Bobsy Díaz Moreno justamente por el tema de la espalda, decidí volver. Salimos campeones en Intermedia de la Copa de Plata y este año me volví a preparar, más por la situación del club, tratando de colaborar con el cuerpo técnico y con los chicos, sobre todo transmitir lo que uno pueda. Pero la sensación de volver a entrar en la cancha 1 de tu club, con chicos a los que entrenaste, con tu familia apoyando, con tu hijo viéndote al costado de la cancha es… increíble. Supera todo por lo que uno volvió también», confesaba Mariano.

«Dejé hace tres años pero me dí cuenta que era ir de casa al laburo y del laburo a la casa. Sentía que me volvía sedentario y no sólo por lo físico sino también porque necesitaba desde lo mental también, eso de pertener a un grupo. Por eso decidí volver. Me crucé con Mariano (Odstrcil) que me vio más flaco el año pasado y me preguntó si volvía y le dije que sí. Me contestó ‘qué hijo de ….’  Y ahora miralo a él… ja ja ja…», decía Fernando «Buba» Martoni que también aportó que «en Intermedia está jugando y bastante bien la Mocha Joaquín Romano«.

«Uno también se va acostumbrando a la competencia. Yo estoy en el club desde los 6 años y tengo 39. Entonces siempre vas a ver que algún rugbista que dejó de jugar aparece en otros deportes como carrera de aventura, de mountain bike o cross fit que son disciplinas que te desafían. Eso está internalizado y, por supuesto, cuando dejás de jugar, se crea que la necesidad de volver a competir. Uno es conciente que con la edad, no puede volver de una lesión como antes y eso le da otro sabor a las cosas. Hace dos semanas, en un partido con Tucumán Rugby, en la ronda final me agarró una angustia porque había dejado todo y sentí que, quizás, era el último partido que jugaba. Además, estoy por cumplir 40, voy a ser papá primerizo en febrero y son cosas que se suman. Y la verdad es que me estoy haciendo el boludo para entrenar pero sé que será el próximo paso que, espero, no sea pronto… ja ja ja.. me quiero divertir un poco más», dijo el medio scrum.

Quien conoce perfectamente eso de comenzar de chico y dejar de jugar al rugby es Pablo Pérez Toranzos (sicólogo, MP 2031) quien comenzó en Universitario a los 6 y dejó a los 21 años. «Jugaba con Lucas Barrera Oro y fui manager de Universitario y del seleccionado». Pero nos interesaba más su mirada profesional que su carrera deportiva.

«Poder dejar una carrera de tantos años lleva un proceso y eso se llama duelo. Así como se hacen duelos en los distintos períodos de nuestras vidas, de la niñez a la adolescencia. De la juventud a la adultez. Del paso de estudiante a profesional o de ser trabajador activo a la jubilación. En el caso del deporte, siempre entran en juego en estos casos cuestiones muy subjetivas y que no es un tema sencillo. Hay psicólogos especializados para acompañar a los deportistas de alto rendimiento en ese pasaje», nos dejó como conclusión Pérez Toranzo.

«Uno siempre quiere estar vinculado con el rugby. Pero como decía Jorge Sánchez: es lindo participar del rugby en cualquier estamento, como entrenador, como árbitro, como dirigente. Pero no hay nada más lindo que jugarlo», remató Nicolás Odstrcil.

Seguro que no hay nada más lindo que seguir jugando. Como cuando éramos niños.

También te podría gustar...