De fiesta en fiesta. De Gloucester a Birmingham
Ya pasó la locura Puma del fin de semana en Gloucester. Se alcanzó lo que se debía y con un segundo tiempo de alto vuelo. Ahora hacemos base en Birmingham para vivir un fin de semana a pleno mundial.
Dejo Cheltenham, una bella ciudad del Reino Unido, y me encamino junto a mis compañeros de viaje rumbo Birmingham. Allí nos espera en breve Sudáfrica vs. Samoa y el domingo Australia con nuestros vecinos de Uruguay.
Cargamos el GPS y Martín Quetglas en una hora y media arriba a una ciudad tan enorme que mete miedo con esos cruces de autopistas y rotondas, que desorientan a más de uno si no conocés.
Hicimos base en el hotel y se vislumbraba una marea verde en esta ciudad porque hacia donde miraba había gente con la camiseta de los Springboks. Una vez que los interlocutores o los traductores del grupo dejaran las cosas claras en el hotel, salimos hacia el Aston Villa FC.
Mientras nos dirijimos al estadio, caigo en cuenta que el orden y la limpieza cautivan, que la belleza de este país enamora. Y me surge la pregunta: una multa de $1600 por cada vez que arrojas basura a la calle, haría mas limpio al Jardín de la República? Y me imagino que somos todos hijos del rigor. Pero acá son tan respetuosos de la ley, que no conciben a un ciudadano romper las reglas mínimas y básicas para una sana y natural convivencia.
En dirección al próximo escenario, observo un estadio y pienso lo cerca que estamos pero pasamos porque era la cancha del West Bromwich Albion de la Premier League.
Cinco minutos más tarde arribamos a la cancha de Aston Villa. Por fuera y salvando las distancias me hace acordar a la cancha de Velez en Argentina. Ingreso y busco la sala de prensa, para luego buscar la comida que preparan para los periodistas. Y me desoriento, me siento perdido, en qué momento le erré a la entrada. Si ingresé a una cancha de fútbol… Qué portal del tiempo o agujero negro me derivó a un hotel cinco estrellas. Y caigo en cuenta que no me equivoqué, estoy en la cancha indicada pero que tiene un lujo y un confort increíbles.
Ya adentro y alimentado descubro que este estadio es bello de verdad y no que estoy alucinando.
El colorido externo se metió en el estadio y los sudafricanos son locales. Y que en la cancha el rigor de los contendientes, mete miedo.
La vehemencia de Tuilagi y compañía choca con la sólida defensa «Verde» y que de la mano de Pollard, los de Meyer empiezan a dibujar un triunfo incuestionable, que lo de Japón no se debe repetir y que el estadio vive una fiesta.
Pero, de repente caigo en cuenta que estoy y no estoy, que soy parte de un espectáculo inolvidable. Que soy parte de mi sueño. Y me pregunto; qué me pasa?
Y la verdad es, que no me imaginé disfrutar en vivo de un choque entre estos dos equipos y en un estadio tan lindo y mucho menos ser reconocido por mi profesión, como lo hace la organización. Pienso por qué me sucede esto y descubro que mi sueño se hizo realidad.
Termina el partido, el que ganó Sudáfrica por 46 a 6 con mucha autoridad pero falta la frutilla del postre: Fotos con George Gregan y Piennar, dos mega estrellas de la constelación ovalada.
Al salir, toco tierra y caigo en cuenta que soy Osvaldo Ortiz de Rugby Tucumano, cubriendo el mundial de rugby y no es ninguna fantasía o ilusión. Esta fiesta es muy real y estoy feliz de ser parte de ella.