Así matamos al rugby
Este fin de semana hubo una actitud anti deportiva y desleal en la final del Torneo Apertura de Bajo Hondo. Violenta. Pero la violencia en el mundo, en nuestra sociedad y en el deporte que tanto amamos nos seguirá dañando si miramos al costado y no tomamos las medidas y prevenciones necesarias.
Inadmisible. Inaceptable.
Dos palabras con las que queremos comenzar esta nota editorial sobre la actitud violenta y anti deportiva de un jugador de Natación sobre su rival de Lince, en la final del Torneo Apertura de Bajo Hondo.
Merece todo el repudio y, también, que nuestro rugby mire hacia adentro y comience a hacer una seria y sincera reflexión sobre actitudes de dirigentes, árbitros, entrenadores, jugadores y la familia que también acompaña, temporada tras temporada, los distintos torneos de rugby.
Todos, los que estuvimos en Bajo Hondo, fuimos testigos de la actitud del jugador de Natación que pateó en la cabeza a un jugador rival que se encontraba en el piso.
Y aquí vamos a separar dos cosas: en primer lugar, el rugby, no es violento. Es un deporte de contacto, sí. Pero todos se preparan para jugarlo de forma leal, siguiendo reglas que se pensaron justamente para cuidar la salud de quienes lo practican. A eso hay que sumarle los valores que pregonamos a quien quiera escucharnos.
En segundo lugar, estas inconductas no son propias de un deportista. Este tipo de conductas es el caldo de cultivo favorito de los detractores del rugby.
El jugador estuvo mal pero la violencia no solo es violencia por quienes la ejercen, sino también por quienes la permiten. En este caso el árbitro del partido, testigo presencial por excelencia del hecho, no actuó como se esperaba de él siguiendo las reglas del rugby y, sobre todo, su espíritu. ¿Por qué? Pidió cambio del jugador, algo más propio de un partido de juveniles o de uno de fútbol de barrio que de una final, así sea de un torneo al que los clubes no le prestan demasiada importancia enviando a jugadores que no están debidamente preparados. Ni física ni mentalmente.
Un árbitro amigo que se encontraba en el club pero no vio la jugada, al enterarse de lo que pasó exclamó: «Si fue así está mal, porque no es propio de nuestro deporte» .
Se quedó corto. Un árbitro no puede no sancionar el reglamento sino, para qué está el reglamento. De no saber qué decidir, debe consultar: tiene jueces asistentes, colegas fuera del perímetro de juego y un responsable de la Comisión de Arbitros.
Quizás le cabe el beneficio de la duda, de no haber visto la jugada. Pero tenía jueces asistentes que, justamente, deben ayudar al árbitro a resolver situaciones que estén fuera de su visión.
Quizás el error estuvo en seguir jugando. Como si nada pasara. Y eso, también es inadmisible.
A los dirigentes, entrenadores y demás presentes estamos obligados a no permitir que esto quede impune porque, cada uno desde su lugar en la sociedad y en este deporte, tiene que actuar en consecuencia, guste a quien le guste, pese a quien le pese.
Y atento a este tema. No debemos matar al jugador por equivocarse, sí corregirlo. Esa corrección debe venir de la Unión de Rugby de Tucumán. Y si el jugador no logra superar sus frustraciones en el campo de juego, invitarlo a cumplir otra función.
Mucho menos mataremos al juez del encuentro. Deberá también ser intervenido por la entidad que lo capacitó para arbitrar para que reflexione sobre su actitud, si siguió el reglamento y sí se dió cuenta qué consecuencia podría haber desatado este hecho.
El árbitro siempre tiene la razón. Es la máxima de nuestro deporte. Pero no hay que tergiversarla.
También los clubes deberán pensar si quieren jerarquizar este torneo o no.
Para reflexionar
¿Cómo debió ser la actitud del árbitro? ¿Cómo debió actuar el capitán del jugador agredido? ¿Cuál debió ser la actitud del capitán del conjunto agresor? Las autoridades presentes: ¿tenían la «autoridad» de intervenir en algo que pudo derivar en una gravísima situación? ¿Cómo deberían actuar las diferentes comisiones de la URT, teniendo en cuenta que no existe informe del árbitro sobre la agresión pero que quedó expuesta en un video que se viralizó en las redes sociales?
Cada acto tiene sus consecuencias y la ley debe ser aplicada. El deporte que tanto amamos y al que tanto defendemos cuando se ve involucrado en las secciones policiales de diarios, radios y canales de televisión, así lo exige. No hay que mirar al costado, no hay que hacer como si no pasó nada.
Caso contrario, estamos matando al rugby.
Autores: Osvaldo Ortiz / Horacio Gambarte
PD: Bruno Raffo, el jugador agredido, se encuentra bien. Tiene el pómulo y parte de su oído golpeado pero sin ninguna consecuencia grave.
Imágenes: Try TV