«A la camiseta hay que respetarla y hacerla respetar»
José Ignacio Díaz Romero, segunda línea de Los Tarcos, fue llamado al seleccionado Naranja tras 9 años de ausencia.
Sol a pleno, mucho calor y los más de 30 convocados estuvieron ahí, en Campo Norte, para comenzar los trabajos previos al partido con el último campeón argentino, Córdoba.
La novedad saliente fue la convocatoria de José Ignacio Díaz Romero, algo que se habíamos adelantado en la página.
Y allí estaba el gigante de Los Tarcos, entremezclándose con los jugadores que vienen trabajando desde noviembre del año pasado.
“Es toda una sorpresa porque te imaginás, tengo 31 años y la última convocatoria había sido en el 2003. Por una fractura en una mano, no pude integrar el plantel porque la tenía enyesada justo para la pretemporada en enero. Después no tuve más oportunidades”, arrancaba el Mocho.
“Cuando uno tiene esta edad, sabe que hay muchos chicos que quieren estar, que vienen laburando bien y no te la esperás. Pero yo vengo a sumar. Los entrenadores me hablaron y me dijeron que necesitaban a una persona para le partido contra Córdoba, que querían que ocupe el lugar de Gabriel (Pata Curello). Y no desaprovecharé la oportunidad porque no se dan todos los días”, aseguró Díaz Romero.
A pesar de todo, no fue confirmado para integrar el plantel que viajará el jueves por la noche. «No sé si estaré en el equipo, calculo que estaré dentro de los 22. Y ellos decidirán si estoy para jugar o no. Físicamente estoy bien porque gracias a Dios hice una buena pre temporada y estuve haciendo pesas que no hacía. Bajé de peso el año pasado, 23 kilos, y subí 10 a base de pesas, en musculatura a medida que pasó el tiempo. La verdad, estoy contento, muy contento. Esperando tranquilo el partido del fin de semana», añadió.
«Ganas, a cualquier jugador de jugar un Argentino, no le faltan. No soy la excepción porque es la esencia del rugby y uno quiere más. La vida es así. Sé que es una responsabilidad inmensa porque obviamente si me llaman es porque tengo experiencia, soy un jugador grande, con roce, conocer el juego de Tucumán, y eso también hace que uno le sume responsabilidad porque me ponen por el lugar que ocupaba el capitán. Es un desafío personal», aclaró.
«Los amigos y familiares contentos, diciéndome que me lo merecía, que estaban orgullosos. Me hablaron por teléfono, me enviaban mensajes. Me puso un poco nervioso también», confesaba el segunda línea en Rugby Tucumano Radio.
«Cuando me den la Naranja me pasarán muchas cosas por la cabeza, las ganas. Pero hay que tener una responsabilidad grande por esta camiseta, por la historia que tiene, por los jugadores que pasaron por esta camiseta. Hay que respetarla y hacerla respetar ante cualquier rival», finalizó el gigante que quiere revancha. Y no la quiere desaprovechar.